¿Por qué?

Porque a lo largo del mundo he visto lo que la fisioterapia puede hacer. El poder que tiene nuestra profesión en la vida de las personas con las que he tenido la suerte de encontrarme hasta ahora es enorme.

Y quiero que siga siéndolo, con una diferencia. Nuestra calidad de vida como profesionales. Como fisioterapeuta en ocasiones he pensado en tirar la toalla, en cambiar de trabajo, me sentía perdida en un sector en el que no se nos cuida lo suficiente, en el que tras salir de la carrera parece dejarnos a nuestra suerte, en el que parece que todo es dar sin esperar recibir nada a cambio. Pero a pesar de esto, daba igual en qué clase de trabajo estuviera, siempre acababa haciendo fisioterapia. Ya fuese en la cocina de un restaurante o en el suelo del gimnasio.

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